Por Luciano Revoredo
Las aventuras de Tintín es considerada como un clásico de la historieta. Fue creada por el belga Georges Remi, conocido por el seudónimo de Hergé, que alcanzó numerosas ediciones y publicaciones, entre 1929 y 1975.
Desde su lanzamiento Tintín tuvo un éxito notable. Se calcula que ha vendido más de 200 millones de libros en más de 50 idiomas. Su popularidad llegó a ser tal que Charles de Gaulle en una oportunidad dijo que su único rival en el plano internacional era Tintín.
Tintín es un joven reportero que viaja por el mundo metiéndose en problemas siempre por defender causas justas. Lo acompañan en estas aventuras su mascota Milú, un fox terrier, cuyos pensamientos aparecen en los globos de diálogo y el capitán Haddock, un hombre rudo pero de nobles sentimientos que es inseparable de Tintín en todas sus aventuras.
Entre 1943 y 1946 Hergè trabajó en la publicación de “Tintín en el Templo del Sol”. En esta aventura, Tintín y el capitán Haddock viajan al Perú, para rescatar al profesor Tornasol, que fue raptado tras ponerse la pulsera de una momia inca. Tintín atraviesa los Andes llega a la selva y descubre un templo habitado por un sobrevivientes de los incas, la aventura es interesante. La visión del Perú resulta curiosa, se muestra por ejemplo Lima como una ciudad andina en la que incluso abundan los auquénidos.
Un detalle lamentable es que en el primer recuadro muestra un mapa errado de nuestro país. Sin embargo lo que merece mención aparte es la presencia del pisco.
El capitán Haddock, conocido por su afición a la bebida no se hace de rogar cuando un personaje peruano le ofrece pisco “nuestra bebida nacional”, le dice y Haddock bebe feliz. Varias viñetas más adelante a viva voz y por las calles de una Lima con personajes andinos y flora tropical grita hurras por el pisco y celebra su calidad. La peruanidad del pisco era entonces una verdad absoluta. Ya lo hemos dicho Tintín siempre defendía las causas justas.
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