LAURA DOCAMPO
El auge de la cultura del cóctel en España le debe mucho a Javier de las Muelas (Barcelona, 1955). Considerado como uno de los mejores barman del mundo, ha logrado revolucionar un oficio rodeado de refinamiento y glamour. La semana pasada visitó Tenerife para participar de la jornada gastronómica Gourmet session, organizada por la cadena Iberostar. Ocho de sus cócteles se sirvieron junto a sendos platos elaborados por el asesor gastronómico de la cadena, Juan Carlos Clemente.
El hotel Anthelia fue el escenario de esta sesión magistral, en la que De las Muelas, como es su costumbre, no solo conquistó los paladares, sino también compartió referencias históricas y cinematográficas que sirvieron para crear un ambiente de complicidad. Empresario de éxito al frente del Dry Cosmopolitan Bar, en Madrid, y Dry Martini, en Barcelona, desveló las claves que señalan que el origen del pisco está en Canarias.
–¿La historia que sitúa el origen del pisco en Canarias entra dentro de la mística o tiene una base documental?
–De acuerdo con lo que he investigado, los primeros brotes de viña que llegaron a Perú para elaborar el pisco salieron de Canarias. Las cepas fueron plantadas porque los sacerdotes necesitaban vino para oficiar la misa. Es muy bonito descubrir cómo surge un destilado en un lugar y un tiempo determinado. Además de los cócteles, a mí me apasionan estas historias que hay alrededor del producto en sí.
–En esta labor divulgativa, usted ha sido un poco el precursor.
–Sí, con mi equipo siempre intento trasladar la cultura del cóctel, porque tomar una copa está bien, pero si va acompañado de toda esta envoltura es mágico.
–Si tuviéramos que hacer un podio de tendencias, el gin tonic estaría en el primer puesto, pero ¿cuáles ocuparían los otros dos lugares?
–Una cosa es estar de moda y otra ser objeto de moda. Si estas de moda tienes un auge y cuando pasa sigues ahí. Pero el objeto de moda desaparece. La gran ventaja del cóctel, igual que el Nespresso, es que es un lujo asequible. Es glamour. Un cóctel puede cambiar tu vida. Voy con mucha frecuencia a Londres, al mejor bar del mejor hotel, y un cóctel cuesta 15 libras. Es un lujo que cualquiera se puede permitir. Un bolso de Prada cuesta mucho más y sin embargo una mujer entra ahí y es la reina.
–Todavía no me ha dado el número dos.
–El dos del ranking serían los mojitos. Esto es un poco complicado, pero creo que el tres sería, por ejemplo, toda la línea de Martinis de frutas. Yo tengo pasión por el Pisco Sour.
–Y la crisis, ¿qué papel ha jugado en este mundo tan glamouroso?
–El peligro que hay ahora es que parece que quien no tiene coctelería en su establecimiento no es nadie. El que no hace gin tonic parece que no existe. Esto es un peligro, porque para hacerlo hay que hacerlo bien. Si lo que me pregunta es si la gente sale más, creo que hay de todo. Lo que está claro es que el alcohol es una mala compañía para solucionar problemas.
–Pero las estadísticas de consumo de bebidas espirituosas van en aumento.
–Sí, pero con vasos comunicantes que hacen que cuando sube la ginebra baja el ron oscuro o que suba el ron y bajen los whiskys. Al final, en términos generales, el consumo se mantiene y lo más importante: hoy por hoy la gente bebe de una forma más inteligente.
–Tenerife aún no tiene bares de coctelería como las grandes ciudades. ¿A qué lo atribuye?
–Creo que tienen que ser los grandes hoteles quienes deben recuperar esta idea que no deja de ser algo que durante muchos años formó parte de la hostelería.
Fuente: diario laopinion.es de Tenerife